Cambios fisiológicos en el hombre.
Alrededor de un 5 por ciento de los hombres que pasan de los
60 años experimentan lo que se conoce como el climaterio masculino. Esta
condición viene caracterizada por alguno o por la totalidad, de los siguientes
rasgos: cansancio, falta de apetito, disminución del deseo sexual, menoscabo o
pérdida de potencia, irritabilidad y
dificultad de concentración. Estas
alteraciones son imputables a la baja producción de testosterona y pueden
solventarse o mitigarse mediante inyecciones de esta sustancia .
No es menos cierto que la edad afecta de diversos modos la
fisiología de la respuesta sexual del varón (7) por ejemplo:
1- Para lograr la
erección del pene necesitan más tiempo y más estimulación directa.
2- En conjunto,
las erecciones son menos firmes que cuando eran más jóvenes.
3- Los testículos
se llevan solo parcialmente en relación con el perineo y lo hacen con mayor
lentitud que en los varones jóvenes.
4- Se reduce la
cantidad de semen y disminuye la intensidad de la eyeculación.
5- Por lo general
se observa una menor necesidad física de eyacular .
6- Se prolonga el
período refractario, es decir, el espacio de tiempo posterior a la eyaculación
en que el hombre es incapaz de lograr una nueva erección y emisión de semen.
Con la edad disminuyen la masa y la fortaleza muscular, por
tal motivo suele existir una disminución de la tensión muscular durante la
excitación sexual.
En muchas ocasiones los varones que presentan los síntomas
anteriormente expuestos, se inquietan y piensan que están enfermos. En otros
casos es la esposa quien se siente alarmada. Digamos: muchos hombres de edad
gozan del sexo aunque no siempre eyaculen, pero si la compañera no está
consciente del proceso fisiológico subyacente, puede llegar a pensar que carece
de atractivos o que no es lo bastante diestra como amante.
Algunos hombres, a medida que envejecen, no tienen una idea exacta de como debería ser
su vida sexual y pretenden tener
erecciones firmes al instante y en todas las situaciones sexuales, y se
preocupan cuando no pueden hacer el amor dos veces en una noche. Debido a la errónea interpretación de estos
cambios, el hombre de cierta edad es más propenso a mostrar síntomas de
angustia anticipatoria sobre su desempeño sexual.
Efectos del proceso de envejecimiento
sobre la actividad sexual.
Existen un grupo de factores que se añaden a los cambios
propios de la edad y se interponen en el desarrollo normal de la vida sexual en
el hombre y la mujer mayor de 50 años.
La falta de estímulos sexuales provocada por una vida sexual
monótona, poco variada, puede llevar progresivamente a una pérdida de interés
en la actividad sexual. Una menor intensidad de relaciones sociales; la pérdida
de atractivos corporales de la pareja y la creencia de que es incorrecto tener
fantasías sexuales en esta época, se unen para disminuir la búsqueda del acto
sexual.
El agotamiento físico y psíquico propios de la etapa
disminuyen el interés por el contacto sexual y crea temores por el casancio
extra que pueda producir y sus consecuencias físicas . En estas edades recomiendan posiciones no
agotadoras, como es el coito en decúbito lateral.
La preocupación por el trabajo o las preocupaciones
económicas llevan a desviar el interés sobre la actividad entre los 40 y 60
años. En el mundo moderno esta es un etapa de productividad laboral e
intelectual y la mujer o el hombre tiende a relegar a un segundo plano la
actividad sexual.
Cuando la persona pierde a su pareja, y cae en un período de
inactividad sexual casi absoluto, puede suceder que, si en etapas posteriores, desea iniciar relaciones con otra pareja, se presentan mayores dificultades para
lograrlo, sobre todo en el hombre, por
disfunciones de la erección.(Síndrome de la viudez).
Algunos sexólogos recomiendan la práctica masturbatoria
durante este período de soledad, si no existen impedimentos psicológicos o
culturales. Esta recomendación, aunque parezca chocante para algunos, puede
contribuir a mantener tanto en el hombre como en la mujer, los mecanismos fisiológicos sexuales en
actividad relativa y no en inacción absoluta .
Las enfermedades físicas y mentales, influyen de manera
negativa en la actividad sexual de la pareja mayor. La Diabetes Mellitus es un ejemplo típico de
enfermedad crónica que por mecanismos vasculares y neurogénicos puede producir
pérdida de la erección y eyaculación retrograda, que es la eyaculación hacia la
vejiga por la falta de cierre del esfinter vesical durante el orgasmo. La artritis puede dificultar el coito.
Existen
medicamentos que afectan la libido y la potencia sexual; son usados habitualmente en estas edades,
donde resulta más frecuente la hipertensión arterial, tratornos cardiovasculares, enfermedades o desajustes psíquicos, y otros. La lista incluye: agentes bloqueadores
ganglionares, bloqueadores adrenérgicos
y alfaadrenérgicos (fenosibenzamina, sulfato
de guanetidina); pseudo trasmisores simpáticos (metildopa); narcóticos (morfina);
antidepresivos triciclicos (imipramina);
fenotiazinas (cloropramacina);
benzodiazepinas (diazapan ) y otros.
El alcoholismo es
uno de los factores que más contribuye a deprimir la función sexual y a demorar
la eyaculación .
Los cambios hormonales y metabólicos que afectan a todo el
organismo y en especial al sistema nervioso central y periférico (disminución
de la testosterona y ACTH, temblor extrapiramidal, neuritis alcoholica, déficit vitamínico e hipoglicemia), provocan fácilmente trastornos de la erección
en el hombre y deprimen la libido en cualquier edad.
También en estas edades, los excesos en la comida que acompañan con
frecuencia a la ingestión de bebidas, pueden disminuir el deseo de realizar el
acto sexual, al sentirse la persona
físicamente satisfecho o tener temor a realizar el coito después de comidas
copiosas, algo no recomendable en hipertensos y cardiópatas.
Las creencias religiosas en algunos grupos sociales o tipos
de sociedad pueden ser un freno a la actividad sexual, a que consideran el sexo
como algo pecaminoso, exceptuando su
valor reproductivo, que debe ser
limitado dentro de estrictas reglas. Este elemento puede sumarse a los procesos
fisiológicos de la edad.
El "temor al desempeño", se observa con frecuencia
en el hombre mayor de 60 años en la forma de un miedo a la realización del acto
sexual. El temor a fallar, no lograr una
buena erección o no hacer un buen papel, sobre todo con una pareja de menos
edad, se une a la falsa idea de que la potencia sexual es ahora menos adecuada
para exigencias mayores.
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